Nosotras y nosotros, la población negra organizada, mujeres negras, faveladas, marginales y periféricas, LGBTQIA +, que profesamos religiones de matriz africana, quilombolas, negras y negros con diferentes confesiones de fe, pueblos del campo, de las agua y los bosques, trabajadores explotad@s, informales y desemplead@s en coaliciones negras por los derechos, nos hacemos públicos para exigir la erradicación del racismo como práctica genocida contra la población negra.

Brasil es un país en deuda con la población negra: deudas históricas y actuales. Por lo tanto, cualquier proyecto o articulación por la democracia en el país requiere un compromiso firme y real para combatir el racismo. Hacemos un llamado a los sectores democráticos de la sociedad brasileña, a las instituciones y a las personas que hoy muestran indignación y hartazgo de los daños del racismo y afirman ser antirracistas: sean coherentes, practiquen lo que dicen. Únanse a nosotras y a nosotros en este manifiesto, a las iniciativas de resistencia histórica y permanente y a las propuestas que defendemos como forma de construir la democracia organizada en nuestro programa.

Esta convocatoria es aún más urgente en medio de la pandemia de Covid-19, cuando sabemos que la población negra es el sector más expuesto, cuando se enferman son los que más mueren, ampliando las filas de las y los desempleados, agravado esta situación por el desmantelamiento de las políticas sociales. En medio de la pandemia de Covid-19, no puede ignorarse más el debate racial.

En este momento, cuando diferentes sectores se unen en defensa de la democracia contra el fascismo y el autoritarismo, y para el fin del gobierno de Bolsonaro, es extremadamente importante considerar el racismo como un tema central.

“Vamos a denunciar públicamente las malas condiciones de vida de la comunidad negra”. Este extracto, tomado del manifiesto fundacional de julio de 1978 del Movimiento Negro Unificado contra la Discriminación Racial, es una prueba de que nunca hemos sido escuchados y de que siempre estamos por nuestra propia cuenta.

Esta es una lucha que no comienza aquí, pero que se ha materializado en el pensamiento y las acciones de hombres y mujeres que en todos los momentos históricos en que la brutalidad se ha impuesto sobre el nuestro pueblo gritaron y dijeron: ¡NO!

No hay democracia, ciudadanía, ni justicia social sin un compromiso público del reconocimiento del movimiento negro como sujeto político que reúne la defensa de la ciudadanía negra en el país. No hay democracia sin enfrentar el racismo, la violencia policial y el sistema judicial que encarcela desproporcionadamente a la población negra. No hay ciudadanía sin garantizar la redistribución del ingreso, el trabajo, la salud, la tierra, la vivienda, la educación, la cultura, la movilidad, el ocio y la participación de la población negra en los espacios de poder de toma de decisiones. No hay democracia sin garantías constitucionales para la titulación de los territorios quilombolas, sin respeto por la forma de vida de las comunidades tradicionales. No hay democracia con contaminación y degradación de los recursos naturales necesarios para la reproducción física y cultural. No hay democracia sin respeto por la libertad religiosa. No hay justicia social cuando las necesidades y los intereses del 55,7% de la población brasileña se encuentran lejos de estar plenamente satisfechos

El racismo debe ser rechazado en todo el mundo. El brutal asesinato de George Floyd lo demuestra, con las revueltas, manifestaciones e insurrecciones en las calles y la demanda de justicia racial. En Brasil, nos solidarizamos con esta lucha y con estas protestas y exigimos justicia para todas y todos nuestros jóvenes y para la población negra. Y, entre muchos que no podemos olvidar, ¡João Pedro está presente!

En nuestro pasado formamos quilombos, forjamos revueltas, luchamos por la libertad, construimos la cultura y la historia de este país. Hoy, estamos luchando por una verdadera democracia, el ejercicio del poder por la mayoría, y convocamos a la firma y a la acción, a todas aquellas personas que estén sintiendo este dolor en carne propia, a quienes ya tuvieron suficiente de maltrato, a quienes se sientan rabiosamente indignados por las injusticias de nuestro país.

Créditos da tradução: Yanna Sophia – PCN na Colômbia

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